LA MEZCLA SECRETA parte2
La sala quedó en silencio. Transcurrieron varios minutos hasta que al fin habló Denzel Frederick, el representante de ventas.
—¿Que qué querría yo de un jefe? ¡Pues que desapareciera para siempre!
Todos pensaron: «Tierra, trágame». El Jefe Eficaz se lo tomó con calma y respondió a la bromita. Dijo:
—Denzel, si fueras el genio de la lámpara maravillosa, me harías pasar un mal rato. Venga, a ver si se te ocurre algo mejor.
—Vale —dijo Denzel, comprendiendo que le había salido el tiro por la culata—. Lo que me gustaría es que los jefes nos dijeran la verdad. Vamos, que fueran honrados, que no nos contaran mentiras.
—Tu franqueza me parece encomiable; ¿podrías poner algún ejemplo? —preguntó el Jefe Eficaz.
—Yo sí que puedo —terció Daniel Noonan, que estaba puliendo su currículo—. Es cuando la dirección nos dice que no va a haber despidos y al cabo de tres semanas la mitad de mi equipo de proyectos está cobrando el paro.
—Tienes mucha razón —dijo Li Young Kitoko, técnico de programas, que había decidido no integrarse en el escalafón porque estaba decepcionada con la estructura organizativa del poder—. Me inspira más confianza un político que un directivo.
—Por lo que veo, todos decís que lo que queréis de los jefes es que cumplan lo que prometen, que digan la verdad.
—Pues sí, lo que yo quiero es que los jefes hagan lo que dicen que van a hacer —replicó Li Young.
—Según todas las encuestas, lo primero que se exige de un jefe es integridad —añadió el Jefe Eficaz—. La integridad significa crear una serie de valores para trabajar y mantenerse fiel a ellos. Cuando los actos de un jefe plasman los valores de la organización, el resultado es una cultura impulsada por los valores. Esa es la esencia de la integridad, el primer componente de la Mezcla Secreta.
El Jefe Eficaz se puso a escribir otro mensaje en la pizarra:
"La integridad cimenta la confianza y el respeto."
—Ojalá pudiera pensar que todos nos encontramos en la misma situación —apuntó Melissa Eckert, encargada de la base de datos—. Las normas parecen distintas para quienes ejercen un cargo directivo.
—¿Podrías concretar un poco más? —le pidió el Jefe Eficaz.
—Da la impresión de que el dinero, el reconocimiento y el poder van a parar a los puestos más altos del escalafón y que los que nos quedamos sin nada somos los que hacemos todo el trabajo y estamos más cerca del cliente —explicó Melissa—. A mí no me parece que todos estemos en la misma situación.
—Es la sensación de estar desconectado. Cada uno de nosotros desempeña su papel en este problema —terció Larry Jensen, del departamento comercial—. Nos preocupan tanto nuestros propios asuntos y proteger nuestro coto privado que se nos olvida que formamos parte de un equipo.
—Larry, a veces resulta muy fácil atrincherarte y tratar de proteger tu territorio —intervino el Jefe Eficaz—. El segundo componente de la Mezcla Secreta, la colaboración, supone que los jefes tienen que ayudar a su gente a trabajar, aprender y desarrollarse juntos, dentro de una unidad.
A continuación escribió en la pizarra:
"La colaboración realza el potencial del equipo."
—¿Qué más pediríais en un jefe? —preguntó el Jefe Eficaz.
—A mí me gustaría que nos conocieran por lo que somos —contestó Sarah Hawkins, que trabajaba en deudas activas.
—Yo también pondría eso en la lista —dijo Ryan Flet-cher, veterano agente del servicio de atención al cliente—. La única vez que mi último jefe me dirigió la palabra fue cuando algo se torció. No creo que ni siquiera supiera cómo me llamo.
—Los buenos jefes no solo conocen a su gente por los puestos que desempeñan —intervino el Jefe Eficaz—. Averiguan por qué cada individuo del grupo es especial, único.
—Un momento, pero yo es que no soporto las zalamerías —espetó con cara de asco Mo Zellinger, el supervisor de producción.
—¿Por qué? —preguntó el Jefe Eficaz—. ¿No te gusta saber que se te valora?
—Tengo que hacer mi trabajo, me valoren o no —respondió Mo—. No me pagan para que esté contento.
—Mo, me parece que tu apatía concuerda con la atmósfera que tenéis aquí —dijo el Jefe Eficaz.
—¿Qué quieres decir? —insistió Mo.
—Lo que quiero decir es que no me parece que la mayoría de vosotros se queje de que os agradezcan demasiado lo que hacéis —contestó el Jefe Eficaz—. Con la valoración, tercer ingrediente de la Mezcla Secreta del lideraz-go eficaz, la gente siente que aprecian lo que hace.
El Jefe Eficaz volvió a la pizarra y escribió:
"Con el elogio, las personas saben que lo que hacen es importante."
El Jefe Eficaz guardó unos momentos de silencio mientras observaba la cara de cada miembro del grupo. A continuación preguntó:
—Si yo pudiera satisfacer los deseos que habéis expresado sobre lo que esperáis de un jefe (integridad, colaboración y elogios), ¿creéis que podríamos llegar a formar un equipo de alto rendimiento y ganar la Competición sin Pildoras?
Varios miembros del grupo movieron la cabeza en señal de asentimiento, mientras que otros, más reservados, se limitaron a esperar a que el Jefe Eficaz continuara.
—Hasta nuestra próxima reunión, me gustaría que reflexionaseis sobre el papel que todos debemos desempeñar para que empiecen a funcionar los tres ingredientes de la Mezcla Secreta —dijo el Jefe Eficaz—. Espero veros a todos puntualmente en la próxima reunión.
Cuando el grupo salía de la sala, el Jefe Eficaz observó que mientras que algunos miembros parecían más animados y llenos de energías que antes, otros no tenían la menor intención de participar en la tarea propuesta. «Empezamos a divertirnos», pensó.
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